Discurso de la Asambleísta, Adriana De la Cruz Gaspar en la Sesión No. 255, del Pleno de la Asamblea Nacional; el martes 1 de octubre de 2013, durante el segundo debate que aprobó, el Proyecto de Ley Reformatoria a la Ley de Legalización de la Tenencia de Tierras a favor de los moradores y posesionarios de predios, que se encuentran dentro de la circunscripción territorial de los cantones Guayaquil, Samborondón y El Triunfo.
“Le mostrare el miedo en
un puñado de polvo” T.S. Eliot.
No podría dejar pasar la oportunidad para felicitar al Gobierno Nacional
por la iniciativa que nos devuelve la dignidad, esperanza y los sueños de tener
una casa propia y digna de nuestras
familias de Monte Sinaí.
Así también quiero felicitar a la comisión que trabajo en la reforma a la
Ley 88.
Camine por varias ocasiones por este sector entre nubes de polvo,
observando la necesidad, la falta de servicios básicos y escuchando las
lamentaciones de muchas personas que en su mayoría eran madres solteras,
buscando contar con un lugar seguro y digno para sus hijas e hijos.
Es necesario saber que desde la segunda mitad del siglo XX y hasta la
actualidad se han producido permanentes procesos de ocupación y apropiación
ilegal de tierras agrícolas, periféricas
o urbanas, públicas o privadas, por parte de grupos sociales empobrecidos,
provenientes del campo unos, otros con experiencia de vida urbana, en fin de
conformar asentamientos donde puedan cristalizar su sueño de la casa propia. Las y los
invasores siempre han contado con el apoyo adecuado y remunerado de promotores
inmobiliarios informales y de mafias de traficantes de tierras, que
generalmente han sido guardaespaldas de dirigentes políticos populistas y
clientelares, vinculados
contingentemente a los partidos políticos en apogeo de cada
momento.
Por fin se terminó con el oportunismo, abuso y la explotación; que
encontraba su nicho en la necesidad de las personas que buscaban tener un
terreno propio y que esto era aprovechado por los traficantes de tierras,
personas sin escrúpulos que lo único que les interesaba era lucrarse.
En intervenciones anteriores sobre el tema, decía un Asambleísta que el no
haber atendido y/o legalizado la situación de la gente de Monte Sinaí, no fue
por falta de voluntad del Gobierno local, con la excusa de que eran terrenos
del Estado.
Acaso tampoco es falta de voluntad atender a los Guasmos, a la Isla
Trinitaria! el suburbio oeste, que tienen más de 40 años, a los que aún les
falta servicios básicos y que formamos partes de ese sector de la ciudad de
Guayaquil que se niega, que no se muestra, porque para lo único que si cuenta
es como botín político. Los Guasmos no son sólo las avenidas principales que es
lo que se muestra en la propaganda del gobierno local.
Las zonas periféricas populares de Guayaquil mal denominados barrios
marginales han vivido históricamente en abandono y discriminación siendo
justamente este estado o ambiente de corrupción
social el idóneo para los vicios
del poder, extorsión y violaciones
constante a los derechos humanos.
La invasión de tierras es un delito que esconde el drama humano de miles de
familias empobrecidas por el sistema,
que engañadas por inescrupulosos delincuentes de cuellos blancos, y
familias humildes que caen en la trampa y terminan perdiéndolo todo. En nuestro
país, la ciudad de Guayaquil es la más afectada por este problema social y sus
consecuencias, como la creación de cinturones de miseria, donde la insalubridad
y la inseguridad son la constante, como en monte Sinaí, Guasmos, Nigeria,
Carita de Ángel 1 y 2.
Ahora mismo están en una carrera maratónica, instalando
alcantarillad, poniendo bordillo sin importar la calidad, ya que para
ellos somos esa parte de la ciudad que se merece lo que sea sin ver la
calidad y la funcionalidad de los servicios.
En cuanto a la regeneración urbana, la mayoría del recorrido no se
concentra en resolver los problemas de los barrios urbanos
populares de la ciudad que son mayoritarios y con alta densidad poblacional (quienes mayores necesidades
tienen). Al contrario los montos invertidos en Av. Víctor Emilio Estrada y Lomas de Urdesa, que
pertenecen a un estrato socio- económico pudiente, superan a aquel de la Av.
Modesto Luque que en teoría beneficiarían a los pobladores de Flor de Bastión,
Sergio Toral y Paraíso de la Flor.
Observamos que en el modelo
de desarrollo urbano de Guayaquil, la pobreza hay que esconderla, alejarla,
negarla, para que el que viene de afuera no la vea y no se lleve una fea
impresión. Pero por otro lado las invasiones se han promovido como recursos
políticos-clientelares, pero han sido invisibilizados en el momento de
presentar a la ciudad espectáculo. Esto por su puesto ha permitido la formación
de imaginarios sociales urbanos contradictorios y conflictivos entre sí; la
hegemonía de una élite que ha venido decidiendo las estrategias urbanísticas y
estéticas, que en la mayoría de los casos no responde a la realidad cultural de
la ciudad.
La Revolución Ciudadana
como tal nos devolvió la dignidad, los sueños, la esperanza, también nos devolvió la criticidad, el
conocimiento de nuestros derechos, el valor de la participación, que vivir
bien es para todas y todos los
Guayaquileños, no solo para la élite que rodea el Gobierno local. Guayaquil
debe volverse equitativa como ciudad, que los Guasmos, Isla Trinitaria, reciban
el, mismo trato que el Barrio Centenario,
Urdesa, Los Ceibos y la Puntilla.
Asambleísta,
Adriana De la Cruz Gaspar