Nuestro sueño de vida es este proyecto de la Revolución Ciudadana, que se materializa en educación, salud, vivienda, trabajo, y fundamentalmente en el desarrollo integral de nuestros niños y niñas. Pues ellos son la razón fundamental de nuestra producción material y espiritual.
Los revolucionarios soñamos y trabajamos por tener una sociedad que sea capaz de expresarse en la interculturalidad, en la diversidad y en el respeto profundo a los derechos humanos, y en ese logro el fin supremo son nuestros niños y niñas. Por eso el gobierno de la Revolución Ciudadana desde sus inicios ha venido desarrollando políticas públicas que procuren la erradicación definitiva del trabajo infantil, que también van ligadas con la lucha contra la discriminación laboral.
El trabajo como forma de producción económica, solo dignifica al hombre y la mujer cuando ha alcanzado su mayoría de edad, pero el trabajo infantil es una afrenta para la sociedad y más aún para aquellos que soñamos con una sociedad socialista.
Quiero saludar a todos esos hombres y mujeres revolucionarios que comprometen su vida por tener una sociedad distinta, que garantice un Buen Vivir para nuestros niños y niñas en nuestro país, un Buen Vivir diverso e intercultural.
Estamos construyendo valores de solidaridad social, que implique hacer mío el dolor ajeno y estar permanentemente preocupados porque todos gocemos de los derechos humanos.
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